Es un vino natural y genuino que tiene en el gusto clase, persistencia y un delicado bouquet.
Ideal para servir frío en aperitivos, comidas, pescados y mariscos.
«Con este vino joven afrutado, embotellado por primera vez en 1992, quise homenajear a mi padre Cosme Sáenz Jiménez, por toda una vida dedicada a este noble arte de las Bodegas Sáenz, el vermut y el vino.
Él me enseñó sus secretos entrañables, su saber y entender.»
Moguer, primavera de 1996
Antonio Sáenz.
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